Prof. Nora Cuello
Educación y Trabajo-Rama Docentes Técnicos
Secretaría de Educación
En nota publicada en La Tiza N o 62 de octubre de 2016, sobre "Soberanía Satelital", hacíamos mención a la importancia de la Soberanía en relación a sus alcances en términos de Nación, políticos, tecnológicos y alimentarios. Es decir los alcances que sintetizan lo que un Estado puede definir "sin condicionamientos externos", (ligado a independencia económica) que le permita su consolidación como Nación, capaz de responder a las demandas de su pueblo y de insertarse en pie de igualdad en el escenario global. 1
En esa oportunidad nos preguntábamos ¿ponemos la tecnología y la información al servicio del desarrollo social, económico y cultural de un pueblo o las dejamos en manos de algunos pocos para incrementar su dominio empresarial y patrimonial?
Hace pocos días, el presidente Mauricio Macri aprobó la venta de ARSAT a una empresa estadounidense. Los próximos satélites producidos en Argentina serán manejados por una firma internacional que también se quedará con el espacio orbital que le correspondía al país.
En una carta de intención firmada el 29 de junio, el Gobierno autorizó a la compañía, a que se quede al menos con el 51 % del ARSAT 3 y también la autoriza a cambiar de nombre.
La venta es ilegal: va en contra de la ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital aprobada en 2015, que en su artículo 8 dicta que no se pueden ceder los derechos de este nuevo satélite y que, de hacerse cambios en el esquema que allí se proponen, deben ser aprobados por el Congreso, según el artículo 10.
Lo relevante en ésta innegable y repudiable cesión de Soberanía es que también la empresa operará el ARSAT 3, en el espacio orbital correspondiente a Argentina, que como se expresara en la nota mencionada son cedidas luego de procesos de coordinación internacionales por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Las posiciones otorgadas a Argentina son tres, dos ocupadas por ARSAT 1 y ARSAT 2. Además, ya han sido vendidos servicios que eran prestados por ambos satélites, (por el Estado), a empresas privadas y asistimos también al despido de trabajadores, con alto grado de experiencia, que estaban en el proyecto desde sus orígenes.
Las ganancias que la operatividad del satélite genere se podrán llevar al exterior, las cuales, hasta ahora, eran utilizadas para financiar futuros satélites.
En la nota de La Tiza, planteábamos Pareciera que la respuesta es sencilla, es decir las opciones no son muchas, sabremos cada uno de nosotros cuál de ellas nos contiene, nos representa, nos pone de cara a nuestros hijos, por materializar en ellos la idea de futuro y así proyectar lo que anhelamos y defendemos.
Seguimos sosteniendo claramente que la Soberanía de un pueblo, es su matriz de contención, su bandera de lucha, su fortaleza más preciada. Lejana está desde luego, de un Proyecto que no incluye a su pueblo trabajador, que ya entregó la independencia económica (endeudamiento a cien años) y que esgrime un patrón de avance, replicando desigualdad y desconociendo normas constitucionales y normas producto del acuerdo de procesos participativos y democráticos.
1- Mario Almirón, Taller "Política Internacional", XXXII Congreso Extraordinario SADOP, Bs. AS. , 1 de septiembre de 2015.